lunes, 30 de julio de 2012

Madres y Padres somos el principal apoyo de nuestros hijos


Cuando nuestros hijos atraviesan por dificultades, es muy común plantearnos llevarles a un especialista. Igual que cuando tienen dolencias físicas, les llevamos al médico, cuando observamos dificultades conductuales o emocionales, les llevamos al psicólogo.

Cuando los padres se reúnen con el psicólogo, a veces les llama la atención que sean ellos los que acudan de manera mayoritaria o única a las sesiones. Incluso algunos padres interpretan que el especialista les está diciendo al no citar al niño o niña, que el problema reside en ellos.

El psicólogo tiene que hacer una valoración de lo que le ocurre al niño o a la niña, y quien mejor que sus padres, las personas que probablemente mejor le conozcan, y que más influencia directa tienen sobre él o ella, para dar cierta información y para valorar, junto con el profesional, por dónde se puede iniciar a intervenir.

La mayoría de las personas estamos acostumbradas al modelo médico. Este modelo es un modelo en el que consideramos que quien está al otro lado de la mesa es el experto que tiene las respuestas y el tratamiento específico a nuestras dolencias.

Cuando hablamos de alteraciones de comportamiento, psicológicas, emocionales… hablamos de conductas complejas que están influenciadas por muchos factores, entre ellos las relaciones con los demás.

Para el apoyo en estas cuestiones, no existen prescripciones únicas o pautas para todo el mundo, ya que cada persona y las relaciones que establece con los demás, son diferentes.

Está demostrado, y en el centro lo vemos día a día, que la mejor estrategia para ayudar a un niño o niña es que padres y profesionales trabajemos en equipo. El profesional aporta su conocimiento y experiencia, y los padres aportan su conocimiento, su experiencia y, además, actúan y aplican.

¿De qué forma actúan los padres a partir de estas sesiones?
En función de las conclusiones a las que se llegan en los espacios de trabajo con el profesional, los padres modifican ciertas actitudes, cambian la manera de reaccionar ante algunas conductas de sus hijos, introducen comportamientos novedosos en la interrelación familiar,…

Cuando los padres, siendo conscientes de las necesidades de sus hijos por su etapa y su individualidad, son conscientes de la influencia positiva que ejercen sobre sus hijos, se sienten más seguros en cuanto a sus capacidades y habilidades como padres, y eso también beneficia a la seguridad que transmiten a sus hijos.

De poco sirve que un profesional trabaje con un niño o una niña en su despacho, si cuando llega a casa, los padres no saben cómo seguir ayudando a su hijo a que se mantenga en los cambios que puedan beneficiar a su bienestar a corto y a largo plazo.

lunes, 23 de julio de 2012

Cómo ayudar a los hijos durante la separación de sus padres




La ruptura de pareja suele ser un proceso complicado, con mucha mezcla de emociones. Este proceso se hace aún más difícil cuando hay niños a los que tener en cuenta a la hora de dar los pasos necesarios para la separación.

Os damos algunas pautas sobre cómo facilitar el manejo de las situaciones que pueden surgir respecto a los niños y la separación de los padres. Si os surgen dudas o queréis comentar algún caso individual, siempre podéis hacerlo pidiendo cita en el Centro de Servicios Sociales (918782908), o contactando con nosotras por medio del correo electrónico (servicios.sociales.daganzo@gmail.com).


  • Ten en cuenta que la separación o divorcio de los padres es un periodo de crisis para toda la familia y, por tanto, también para los hijos.

  • Toda crisis implica cambios, situaciones que no podemos controlar, y lo no controlable en algunas etapas de nuestros hijos implica que es algo malo y peligroso.

  • Los niños son muy buenos observadores y detectan muy bien el ambiente de casa y el estado emocional de sus personas más queridas. Aunque no les hayáis contado que os separáis, vuestro/a hijo/a puede estar percibiendo que algo pasa. No le tratéis como si no se enterara de nada de lo que está ocurriendo.

  • No comunicar a los niños los detalles de los conflictos entre adultos ni nuestra percepción respecto a la culpabilidad de cada uno para llegar a esta decisión. No está en la mano de los niños cambiar nada de la situación, y puede ser perjudicial para ellos tener información que sobrepasa sus capacidades y su poder de actuación.

  • Si vuestro/a hijo/a os pregunta si vais a separaros, y aún no habéis tomado una decisión, no hace falta que le deis una respuesta a esa pregunta en términos de “si” o “no”. Es importante reconocerle lo que está viendo y viviendo: “mamá y papá últimamente discutimos mucho”, “no hemos hablado de separarnos”,…

  • Si habéis tomado la decisión de separaros, lo mejor es que tengáis una reunión familiar, y padre y madre le comuniquéis la decisión y los cambios que van a tener, de una manera clara y concreta, centrando la conversación en ellos, no en las dificultades que como adultos hemos tenido para llegar hasta ahí. Siempre asegurar firmemente que “aunque papá y mamá ya no nos queremos igual, el amor de padres a hijos nunca se acaba”.

  • Los niños pueden expresar diferentes emociones ante la sospecha o la noticia de la separación de sus padres. Permitir el desahogo emocional y las preguntas que pueda realizar. Acompañarle en las reacciones que pueda mostrar.


Y, a partir de ahí, como en cualquier tipo de familia, es importante que tanto la madre como el padre continúen estando presentes en la vida de sus hijos. Estar presente implica estar acompañándoles (física y/o emocionalmente) en las distintas cosas que se vayan sucediendo en sus vidas.





lunes, 16 de julio de 2012

Ruptura de pareja: Hemos decidido separarnos


Está constatado que las épocas de vacaciones son momentos donde sube el número de separaciones, por eso queríamos dedicar un post a este tema y al enfoque a dar para una familia que se tiene que reconstruir.




HEMOS DECIDIDO SEPARARNOS




Cuando iniciamos una relación con una persona, habitualmente pensamos que esa relación durará toda la vida. La realidad es que son muchas las parejas (con vínculo matrimonial o sin él), que deciden poner fin a la relación por diversos motivos. Las emociones positivas que rodean el inicio de una relación nada tienen que ver con las emociones con la que se finaliza.

Cuando un miembro de la pareja o ambos, deciden poner fin a la relación, atrás quedan momentos de tristeza, de enfrentamientos, de desamor… que hacen que esas dos personas ahora se perciban lejanas. Dependiendo de cada persona, del momento en el que esté, del proceso de separación emocional que lleve hecho y de muchos otros factores, las emociones que acompañarán a la separación serán más o menos intensas y, por lo tanto, más o menos manejables.

Y, justo en esta revolución emocional que supone la separación, es cuando la situación demanda que se tomen decisiones que van a afectar al futuro de la familia y, sobre todo, al futuro de los hijos. Y esas decisiones hay que tomarlas junto a la persona de la que te quieres separar, dos actos que parecen contradictorios. Con esa persona es con quien hay que decidir cuestiones tan importantes como dónde vivir, cómo reorganizar cuestiones económicas, de qué manera van a vivir los hijos,...

Ante la dificultad de manejar situaciones emocionales tan intensas, muchas parejas dejan en manos de una tercera persona (el Juez), las decisiones sobre cómo va a ser su vida, y la de sus hijos. Esa persona, el Juez, aunque haya visto muchas realidades familiares, no conoce cómo es cada una de las familias que acuden. En el mejor de los casos, preguntará y se hará una idea y decidirá imponer un criterio, que puede ser muy valido, pero es su criterio, no es el criterio de la familia. Tomará algunas decisiones que parezcan adecuadas a una parte y quizá no a la otra, en todo caso, tomará decisiones que hay que acatar, puesto que la familia ha puesto en sus manos el poder para decidir por ellos.

Cuando una familia se separa, pasa a ser una familia diferente, pero no deja de ser familia. Los padres, quieran o no quieran, van a tener que saber el uno del otro, y comunicarse, aunque sea brevemente, para cuestiones relativas a sus hijos.

Ya que vamos a tener que mantener el contacto como padres, ¿no es más fácil no romper ese contacto?

Y, cuando vamos a los tribunales, ¿no estamos rompiendo ya ese contacto?

Incluso, cuando vamos a un abogado o abogada, y nos dice los pasos a dar para separarnos, qué nos correspondería a cada uno,… ¿no está hablando por la familia en vez de dejar que la familia decida sobre cómo va a gestionar su vida?

Si vuestra realidad familiar está cambiando, ¿por qué no daros la oportunidad de pensar la manera de modificar esa realidad para que sea lo menos dañina posible para todos?

La Mediación Familiar nace precisamente para dar respuesta a estas situaciones, para ayudar a las familias a disminuir el grado de conflicto y facilitar el poder llegar a acuerdos.

La Concejalía de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Daganzo pone a disposición de los ciudadanos un Servicio de Mediación Familiar para atender a estas cuestiones.

Podéis disponer de más información accediendo al tríptico informativo del servicio: TRÍPTICO DE MEDIACIÓN FAMILIAR. También podéis solicitar cita en el Centro de Servicios Sociales y tener una entrevista personal (Teléfono. 918782908).






lunes, 9 de julio de 2012

Espacios de Familia Nº 3 - Educación Emocional


La Educación Emocional en una de las asignaturas pendientes a la hora de hablar de la Educación de nuestros hijos. Y, sin embargo, convivimos continuamente con nuestras emociones a la hora de enfrentarnos a situaciones, y con las emociones de nuestros hijos.

Fomentar la inteligencia emocional de nuestros hijos es un regalo que les hacemos para ayudarles a enfrentarse con mayor éxito y de una manera sana a los conflictos. Para conseguir esto es necesario que en nuestra función de madres o padres seamos conscientes de la influencia de las emociones y de cómo encauzarlas.

Podéis leer más sobre este tema en ESPACIOS DE FAMILIA Nº 3 - EDUCACIÓN EMOCIONAL.

Buena lectura!!





viernes, 6 de julio de 2012

Verano y Familia


Con la llegada del verano disponemos de mucho tiempo libre compartido con nuestros hijos. Ese tiempo libre puede ser una buena oportunidad para hacer cosas juntos y para vivir con menos horarios.

Hay muchas actividades al aire libre que se pueden hacer durante esta época. Los niños suelen estar encantados de realizar estas actividades, y la piscina suele ser la reina de las atracciones.

Pero aparte de las actividades que hagamos fuera de casa, y donde podamos disfrutar de cualquier juego, durante el verano existen muchos tiempos en los que no sabemos cómo hacer que nuestros hijos se entretengan. El verano suele tener menos imposiciones horarias que otras épocas del año, y a eso nuestros hijos no están acostumbrados. A veces el acompañante en esos tiempos largos en casa es la televisión o alguna clase de videojuegos. Pero hay muchas más alternativas.

Depende de la edad de vuestros hijos estos tiempos donde puede surgir el “mamá, papá, me aburro…”, pueden ser un momento estupendo para estimular su creatividad e imaginación.

Podemos jugar con ellos, inventando cuentos juntos, y cada uno dice una frase; jugando a ver quién dice más nombres de niñas que empiecen por la “C”; escondiendo cosas por la casa y jugando a buscarlo; haciendo manualidades divertidas con ellos (en internet tenéis muchos recursos para cualquier tipo de manualidad); podéis jugar a disfrazaros,…

Otra opción es dejarles sus tiempos para que tengan la iniciativa de inventarse juegos. Con niños pequeños, sólo tenéis que dejar a mano una caja grande de cartón que ya no uséis y veréis el juego que da.


A la mayoría de los padres y madres les suele gustar que sus hijos durante el verano lean o hagan relacionado con lo escolar durante esta época. Cada familia elige cómo organizar en ese sentido el verano. Pero recordad que en otra época es difícil tener el tiempo necesario para jugar, y que jugar es una de las necesidades básicas de cualquier niño.